jueves, 29 de septiembre de 2011

Cuando la tele nos mira...

Apuntes rápidos sobre El puntero.

Esporádicamente la televisión ofrece ficciones que saltan la pantalla con facilidad, para anidarse en la vida cotidiana. Sabemos que la información televisiva constituye el principal insumo de las conversaciones sociales, pero no nos referimos a esta situación. Los productos a los que nos referimos son los que en otro momento se denominaban de culto. Podemos nombrar Okupas, Tumberos…y por estos días El puntero. Programas de televisión que devienen verdaderas mitologías. Personajes memorables que se mimetizan en apodos, gestos y lenguajes que devienen códigos cotidianos, escenas que se imitan o se recuerdan como si hubiéramos sido los protagonistas. Cuando sucede esto con una serie de TV nos vemos obligados a corrernos de posturas deterministas sobre lo mediático. Si el puntero pega tanto es porque toca fibras sociales sensibles, porque lee –y narra- la época. En este proceso no solo se crean y se ponen en circulación estereotipos y representaciones, también se captura y se visibiliza en la pantalla figuras sociales previamente existentes. Démonos una vuelta por las narraciones sociales, por las constituciones subjetivas y por los modos de gobierno barrial que propone/captura/lee o “simplemente” resuenan en El puntero…

Barrios HD.

Los barrios en la pantalla, los barrios en High Definition. Una de las novedades de la programación televisiva de la última década (que nace con la TV pos crisis del 2001) es la cantidad de programas de género periodístico-documentalista que en clave non-fiction muestran La realidad de los barrios del conurbano bonaerense. Una cámara-testigo que visibiliza lo que pasa en esos barrios del lejano oeste argentino. El principal producto de este tipo es Policías en Acción. El puntero emerge narrando los modos de vida barriales en lenguaje ficción. Como veremos, ni un género de programas periodísticos es simplemente de no-ficción, ni el del puntero es meramente ficción. Lo cierto es que este tipo de registros tiene una audiencia televisiva cautiva. Al habitual exotismo con se relata la vida en los barrios y en la noche del conurbano bonaerense (en donde no faltan los signos constitutivos del relato: la violencia, la droga, el alcohol, la promiscuidad… en fin, lo poco institucionalizado que está el hombre-burgués por esas tierras) se suma en el puntero la mirada sobre La política.