martes, 2 de octubre de 2012

Notas rápidas entre el Currículum Oculto, los trabajos y los Bachilleratos Populares


Hace un tiempo nos invitaron del Bachillerato Popular Amaycha, de Hudson (http://www.colectivojuguetesperdidos.blogspot.com.ar/2012/05/amaycha-el-miercoles-pasado-1605-nos.html). Entre esa visita y los posteriores diálogos con la gente del Bachi y entre nosotros, salieron estas notas rápidas que compartimos, a modo de apuntes de una elaboración permanente…

Un cambio de pantalla. Cómo nos formamos, para qué tipo de trabajos, cómo es que las instituciones (aquellas estatales y las no estatales) se ligan a un modelo productivo, económico, de país, así como también a la sociedad, a las iniciativas de la población, a las diferentes movidas sociales y políticas…
Podemos ver, como muchos nostálgicos que extrañan los Industriales, una degradación… “Ya los colegios no son lo que eran, no sirve, no se enseña nada, no sirve lo que enseñan…”. No discutiremos el nivel de verdad de esas frases, ni su sentido. Pero también podemos ver la mutación no como una degradación o un paliativo sino como nuevas formas institucionales, nuevas formas pedagógicas, más a tono con lo que una época requiere, más a tono con lo que se puede hacer en/de las condiciones de vida actuales. Un bachillerato popular, con programas permeables a las necesidades de los pibxs y adultos que concurren, con docentes ávidos de nuevas formas de aprender y enseñar, nuevas temáticas y problemáticas, etc., son formas positivas y “productivas” de trabajar, de educar y de aprender… los conocimientos y prácticas que aprendemos en una institución así son tan útiles como, por poner un ejemplo tosco pero ilustrativo, aquellos que se impartían en el colegio industrial que muchas veces se extraña o a cuya ausencia se culpa de la “incapacidad” de los pibes que salen de la escuela… (lo de “Industrial” es un ejemplo).

La escuela en todos lados. Las instancias de aprendizaje hoy no se encuentran solo en la escuela o el colegio. Seguramente nunca se aprendió solo en la escuela, pero sí es verdad que la “ficción” escolar, o la imagen de la escuela como institución social eficaz, hoy hace agua por todos lados. Desde los contenidos hasta lo edilicio, pasando por la subjetividad del docente y del alumno. Aprendemos en las changas y trabajos, en los clubes, en los tiempos libres, en los recitales o canchas, en los “galpones” escolares, o en los recreos de las escuelas “que funcionan”. De vuelta, siempre se aprendió en esos lugares e instancias, pero al menos ese aprendizaje no estaba ligado –en el relato, en el imaginario, etc. – a lo que era socialmente  útil aprender, a lo legitimado… Hoy, en definitiva, la forma de vida que llevamos nos proporciona una información que no dejamos de lado nosotros a la hora de trabajar o buscar un empleo, por ejemplo, y que, y he aquí la paradoja, tampoco dejan de lado quienes nos emplean.

Bachilleratos populares. ¿Cómo pensar en este marco a los Bachilleratos Populares? ¿Qué se aprende en un BP? Una institución armada en y desde la precariedad, pero entendiendo la precariedad no como falta de recursos, o provisoriedad, sino en su doble condición de fragilidad y potencia. El BP asume la precariedad como campo de juego de la época y construye ahí (un mundo de sentido, una institución, un programa de estudio, condiciones para estudiar y aprender, etc.). Es una institucionalidad permeable, no cerrada, al campo de juego de la época, a sus novedades, sus “mutaciones” y condiciones reales y materiales. Como tampoco se cierra a la fragilidad, al andar con cuidado, a la obligación de pensar todo sin recetas fijas sino poniendo al máximo la capacidad de innovación y experimentación. Sin embargo, no es algo “provisorio hasta que vuelva o se arregle la escuela pública”, sino que es una construcción y una apuesta firme. Una realidad que llegó para quedarse.
A su vez, y pensando desde la idea de Currículum Oculto, nos preguntamos ¿Qué usos hace el Estado de los BP? Por un lado los piensa como paliativos, o cómo necesarios soportes del desfondamiento de la escuela tradicional,  pero también se encuentra en ellos con un “recurso humano” sumamente potente; por la politicidad de quienes lo gestionan (con la consecuente disponibilidad anímica y corporal), por la creatividad, por el laburo no rentado o que nunca va a poder ser rentado bajo la forma salarial tradicional.  Esta situación habla quizás de la mutación del Estado en las últimas décadas. No nos interesa plantear la cuestión en términos de un Estado malo que funciona explotando los saberes sociales, pero si podemos pensar esta situación como una condición de época; ¿Estado o Instituciones estatales cínicas quizás? En la retorica estatal actual, se pueden mencionar el éxito en la entrega de computadoras, el aumento de la matrícula escolar, la vuelta del Estado en la construcción de escuelas, etc. Pero sin enunciar que estos discursos descansan -en gran medida- en la materialidad de instancias como los Bachilleratos Populares o las Escuelas de Gestión Social…y en los cuerpos, deseos, fuerzas, saberes, y datos sensibles de los pibes y pibas o adultos que cotidianamente los sostienen. El estado necesita la mezcla –potente por su multiformidad, y problemática-  de trabajo, compromiso, apostolado, militancia, apuesta política, ganas sin más, que porta en sus nervios cualquiera que dedica tiempo a los BP…

Y otra pregunta se desprende y queda circulando, ¿Cómo valora un estudiante de un BP la formación que recibe?, ¿Hace únicamente un uso instrumental del espacio “voy ahí porque es piola, o porque le ponen onda, o porque me queda cerca y es más fácil”?, ¿O hay composición, gestión compartida del lugar, “participación”?
Si el docente de un BP no es únicamente docente –en su forma clásica-, si el Bachillerato no es únicamente reemplazo de la Escuela, tampoco el estudiante que asiste es únicamente estudiante. Más que los contenidos, o quizás a la par, estas cuestiones constituyen una tarea pedagógica necesaria…

¿Qué estrategias desplegamos para no reproducir únicamente la forma de la escuela?, ¿Cómo gestionar los cuerpos, los ánimos, los deseos de los que asisten sin caer en el formateo de cuerpos que realiza lo escolar?, ¿Cómo logramos la atención de los pibxs o adultxs?, ¿Cómo crear un orden distinto a la disciplina escolar tradicional?, ¿Cómo experimentar en estos espacios si en muchas ocasiones los estudiantes habitan un bachillerato popular con la lógica de un aula de escuela?

Ambigüedad del Currículum Oculto. Por un lado está formado por los saberes, informaciones que fuimos forjando en nuestra vida y que nos ayudan no solo a sobrevivir sino también a armarnos de un proyecto de vida, y también a aguantar y soportar los garrones cotidianos… Pero también el CO es aquello de lo que se agarran los empleadores y usan “en nuestra contra”. Te pago menos y te doy cincuenta trámites más, total sé que vos sabrás cómo manejarte, que vas a poder andar a mil en una moto, porque eso “lo sabés”, que vas a desplegar tus “tácticas” de aguante con otro cadete y que se van a hacer la segunda… Y todo esto no entra en el recibo de sueldo, obvio. He aquí cómo el currículum oculto se lee desde el punto de vista de la explotación.

Por otro lado, desde este lado, el currículum oculto como las informaciones sensibles de la época y de la forma de vida que llevamos, también tiene sus puntos oscuros: hoy no están a nuestro alcance muchas formas organizativas y de lucha que en otros momentos funcionaban (saber organizar una huelga, armar una comisión interna en un lugar de trabajo, armar una negociación colectiva, pararse de cierta manera frente a los jefes)… Y eso es algo que también los empleadores “saben” y utilizan a su favor.
Es decir, planteamos hoy, visibilizamos, problematizamos, la presencia y actualidad de un Currículum Oculto muy complejo, que juega a favor y en contra, que es usado por nosotros y por quienes nos convocan para un laburo, que nos salva y que nos condena… Imposible, para nosotros, escapar a esta compleja realidad a la hora de pensar y activar cuando se habla de Trabajo.

Mundo laboral. La pregunta es cómo partir de esta materialidad a la hora de pensar de manera copada y potente qué podemos hacer con el mundo laboral, cómo podemos transitarlo sin desgastarnos ahí, cómo buscarle la vuelta y que trabajar sea menos garrón de lo que es, cómo tratar de que reconozcan todo lo “no-laboral” que un patrón nos pide (la “buena onda”, la sonrisa institucional, la predisposición full time, que le “prestemos” a la tarea laboral muchas de nuestras habilidades y formas que creamos en nuestro “tiempo libre”…).
Asumiendo este piso es que planteamos la necesidad de re-pensar el Trabajo, pero también las formas organizativas: sindicatos, movidas para defender los laburos, maneras nuevas de trabajar (cooperativas, grupos de laburo) y también nuevas formas de formarse y aprender (Escuelas de oficios, bachilleratos populares, cursos de formación, etc.).